LA QUEJA ANTE LOS OJOS DE DIOS
“Y toda la congregación de los hijos de Israel
murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto” (Éxodo 16:2).
Pasaron pocas semanas desde que el pueblo
de Israel salio de Egipto y comenzaron los primeros problemas. El pueblo
cambió la danza, la alabanza y la adoración por terribles murmuraciones y
quejas insoportables, ante los ojos de un Dios bueno y lleno de Amor, que había
salvado a su pueblo amado de una vida de esclavitud y tinieblas.
Se quejaban continuamente, y ante tales
quejas solo se puede entender que lo único que añoraban era su vieja vida.
Explícitamente el pueblo dirigía sus
criticas a Moisés, pero en realidad, ¿a quién iban dirigidas sus quejas y
críticas? En el versículo 16:7-8, encontramos la respuesta.
¿Hacia quién diriges generalmente tus
quejas? No hace falta decir cosas en voz alta para quejarse, porque hay quejas
del pensamiento. Y también hay quejas de las actitudes, por ejemplo cuando
reaccionas con fastidio y malestar por las cosas que te mandan a hacer o que te
dicen. Tal vez ni abres la boca pero esa reacción fastidiosa es una manera de
quejarte.
¿Sabías que la queja es un pecado y que
además, te convierte en alguien amargado, egoísta y pesimista, incapaz de ver
las cosas buenas que te rodean y disfrutarlas?
¿Sabías que la murmuración es un grave
pecado?
Murmurar es hablar con otros mal de
alguien sin que éste lo sepa. Entonces, cada vez que le sacas mano a alguien, o
lo acusas, desprestigias o criticas, estás murmurando.
Si te sucede algo o te sientes incómodo
con alguien, no murmures con otras personas en su contra. Anda, da la cara y
habla personalmente con él. No peques.
¿Sabías que toda queja y murmuración
hacia otros están dirigidas a Dios? ¿Sabes por qué? Porque es Dios quien puso a
tu lado a esas personas y es Él quien dirige tu vida, el que ocupa de buscar el
bien para ti y hacer lo mejor para tu vida.
Guardemos nuestro corazón de la queja y
murmuración, que es un pecado contra Dios y una forma de ser hijos mal
agradecidos de todo el sacrificio de Cristo en la cruz.
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