viernes, 30 de septiembre de 2011

¿EN QUÉ CAMINO ESTAMOS?


“…Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye…” 1 de Samuel 3:10


En la historia de Samuel podemos encontrar grandes enseñanzas en nuestro camino para pensar como Cristo. Samuel era un niño consagrado al servicio de Dios, que vivía en el templo con Elí, sumo sacerdote del pueblo de Israel de ese tiempo, quien tenía el más alto cargo en el servicio a Dios. No obstante, ellos estaban en situaciones distintas: Samuel estaba conociendo más de Dios y Elí aunque había estado mucho tiempo sirviendo a  Dios, en algún momento de su caminar la pasión por su Señor fue apagada.
Estas dos situaciones se pueden entender como el hombre carnal (que no sigue los mandatos y formas que Dios estableció para servirle) y el espiritual (que anhela agradarle y hacer lo que Dios quiere) que es una gran pregunta a reflexionar.  Examinémonos nosotros mismos como estamos, ¿qué hay de nuestras decisiones, llamados o del servicio que damos a Dios?
Podemos estar hace mucho tiempo en la iglesia pero aún así estar lamentablemente lejos de Dios. Si ese fuera el caso es el momento apropiado para vivir una Metanoia en tu vida, la cual consista en un cambio de mentalidad en el temor de Dios y el de buscar estar con Él escuchando su voz. Estar dentro de un grupo que sirva, adore, predique o haga alguna cosa para Dios no asegura que tu comunión con El sea genuina y profunda, pues sino es un servicio con todo nuestro ser no agradaremos su corazón.
Dice la Biblia que “…Elí era de edad de noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver…” (1 Samuel 4:10) Si bien aquí su ceguera progresiva es por su edad, podemos compararlo igualmente con nuestra vida espiritual. ¿Estás mirando con claridad a Dios, escuchándolo con nitidez? Hay momentos en que podemos perder la sensibilidad y lentamente nos deslizamos a cosas que no debiéramos hacer y otras que no deberíamos dejar de hacer (como orar, leer la biblia y practicar la Palabra). En cambio Samuel aunque no conocía completamente la voz de Dios, lentamente se fue interiorizando en cómo era quien adoraba y que quería Él hacer con su vida. Tres veces Dios le habló y el agudizó su sensibilidad espiritual no solamente para oír sino que para ser un hacedor de la palabra entregada: Heme aquí, envíame a mí exclamó al escuchar el llamado de Dios.
Por lo cual aquí hay dos caminos y se necesita una decisión de parte de nosotros para convertirnos a Dios al cien por ciento cada día. Si te cuesta alguna área de tu vida, Dios ya la conoce, sólo ríndesela a Él y El hará, deja tus decisiones, tus propias opiniones de cómo vivir la vida de Dios, tu llamado. Cambiemos de mentalidad y volvámonos a Él.

¿EN QUÉ CAMINO ESTÁS HOY?

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