miércoles, 12 de octubre de 2011

DETERMINADO POR DIOS


DETERMINADO POR DIOS

Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.” (Santiago 4:7-8)


Cuando leemos estos versículos nos encontramos con que Santiago, escribe afirmando de modo imperante que ante todo, debemos someternos a Dios. Este sometimiento, está íntimamente vinculado con una decisión de rendir nuestra voluntad por completo ante nuestro Señor.  Rendir la voluntad es un proceso complejo, que se vive diariamente. Va mas allá de la rendición corporal, está unido al aceptar que necesitamos ayuda para dejar de pensar o hacer lo que actualmente hacemos, que claramente, no es de bendición para nosotros y nuestro entorno. Cuando tu y yo decidimos rendirnos a Dios, cuando reconocemos nuestra impotencia frente a lo que estamos experimentando y dejamos de creer en nuestras propias fuerzas para creer en las fuerzas de Dios en nosotros, el panorama cambia. Pero en los hechos, ¿Cómo puedo rendir mi voluntad? Este es un acto que tiene que ver con buscar más de Dios diariamente. Ten por seguro que mientras más intimidad con Dios tenemos, nuestra voluntad se someterá más y más a Él. Es requerimiento de un hijo de Dios  buscarlo en oración, apartar un tiempo para hablar con Él, leer su Palabra, y más aun, ser capaces de llevar a Dios con nosotros, como estandarte representativo de quienes somos. 
Otra cosa que debe haber en nosotros es la  constancia, que se relaciona estrechamente, con la determinación.  No sirve de nada que tomes una decisión hoy influenciado por tus emociones, por las circunstancias que estás viviendo actualmente y que más tarde puedas darte cuenta que descuidaste tu relación con Dios. Es triste cuando después de tomar una decisión de intimar con tu Dios, poco a poco te des cuentas que tienes una relación mas estrecha con el pecado que con el  Señor… Para que haya constancia, debe haber determinación. Quizá en algún momento le fallaras a Dios, incluso en aquellas promesas que con lágrimas ofreciste, pero  tu determinación hará que puedas retomar nuevamente el camino, para que puedas alcanzar tu victoria.
Nunca olvidemos que nuestra mayor victoria es conocer y entender a nuestro Dios; de eso debemos sentirnos orgullos, porque no hay nada que bendiga más la vida de un hijo de Dios que el tener intimidad con su Padre.


“Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.” (JEREMIAS 9:24)


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