DETERMINADO
POR DIOS
“Someteos, pues, a
Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se
acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble
ánimo, purificad vuestros corazones.” (Santiago 4:7-8)
Cuando leemos estos versículos
nos encontramos con que Santiago, escribe afirmando de modo imperante que ante
todo, debemos someternos a Dios.
Este sometimiento, está íntimamente vinculado con una decisión de rendir
nuestra voluntad por completo ante nuestro Señor. Rendir la voluntad es un proceso complejo,
que se vive diariamente. Va mas allá de la rendición corporal, está unido al
aceptar que necesitamos ayuda para dejar de pensar o hacer lo que actualmente hacemos,
que claramente, no es de bendición para nosotros y nuestro entorno. Cuando tu y
yo decidimos rendirnos a Dios, cuando reconocemos nuestra impotencia frente a
lo que estamos experimentando y dejamos de creer en nuestras propias fuerzas
para creer en las fuerzas de Dios en nosotros, el panorama cambia. Pero en los
hechos, ¿Cómo puedo rendir mi voluntad? Este es un acto que tiene que ver con
buscar más de Dios diariamente. Ten por seguro que mientras más intimidad con
Dios tenemos, nuestra voluntad se someterá más y más a Él. Es requerimiento de
un hijo de Dios buscarlo en oración, apartar
un tiempo para hablar con Él, leer su Palabra, y más aun, ser capaces de llevar
a Dios con nosotros, como estandarte representativo de quienes somos.
Otra cosa que debe haber en
nosotros es la constancia, que se relaciona estrechamente, con la determinación. No sirve de nada que tomes una decisión hoy influenciado
por tus emociones, por las circunstancias que estás viviendo actualmente y que más
tarde puedas darte cuenta que descuidaste tu relación con Dios. Es triste
cuando después de tomar una decisión de intimar con tu Dios, poco a poco te des
cuentas que tienes una relación mas estrecha con el pecado que con el Señor… Para que haya constancia, debe haber determinación.
Quizá en algún momento le fallaras a Dios, incluso en aquellas promesas que con
lágrimas ofreciste, pero tu
determinación hará que puedas retomar nuevamente el camino, para que puedas
alcanzar tu victoria.
Nunca olvidemos que nuestra mayor
victoria es conocer y entender a nuestro Dios; de eso debemos sentirnos
orgullos, porque no hay nada que bendiga más la vida de un hijo de Dios que el
tener intimidad con su Padre.
“Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y
conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la
tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.” (JEREMIAS 9:24)
0 comentarios:
Publicar un comentario