El Rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo
misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de
Jonatán, lisiado de los pies. 2ª Samuel; 9:3
Cuando
Mefi-bóset tenía cinco años de edad, llegó de Jezreel la noticia de que Saúl su
abuelo y Jonatán su padre habían muerto; entonces su nodriza tomándolo en los
brazos huyó con él, pero con la prisa de la huida, a la nodriza se le cayó de los brazos y quedó inválido. En un solo
día a este niño le sobrevinieron muchas desgracias: murió su abuelo, murió su padre,
perdió la posibilidad de llegar al trono, perdió las comodidades del palacio,
perdió su dignidad, su nombre, su herencia y como si todo esto fuera poco, sus
piernitas se quebraron. Este niño era nieto del rey Saúl, hijo del príncipe Jonatán, es decir era
de la realeza misma, nació y vivió en el palacio, debió ser tan alto como su
abuelo y tan valiente y aguerrido como su padre.
El rey
David y Jonatán eran muy buenos amigos tanto, que llegaron hacer como hermanos,
un día ambos hicieron una promesa, que ninguno de ellos destruiría la
descendencia de cada uno. (1 Samuel 20:14-17) David se acordó de
aquella promesa, y mando a llamar a Siba su siervo, al cual le pregunto; Queda
alguien, o existe alguien de la descendencia de Jonatán a quien pueda yo hacer
misericordia? Y Siba le respondió; si, existe, se llama Mefi-bóset y le conto lo
que había pasado con él, inmediatamente el rey lo mando a llamar. Cuando Mefi-bóset
llego al palacio se
postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefi-bóset. Y él
respondió: He aquí tu siervo. Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la
verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré
todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.
Imagínate
la expresión del rostro de este joven, yo creo que su corazón latía a mil por
minuto, sudaba y creía que esto era un sueño….pues no, en realidad estaba sucediendo…no
lo podía creer, estaba frente al rey, y mas encima le estaba pidiendo que
comiera en su mesa y que disfrutara de todas las riquezas que su abuelo tenia, porque
en ese preciso instante se las devolvería.
Dios,
se mueve como quiere, donde quiere y con quien quiere, y en esta historia
podemos ver que se movió en misericordia, movió el corazón del rey a
misericordia, y está queriendo moverse en amor, en misericordia en nuestros
corazones.
Mefi
bóset recupero todo lo que la vida le quito, todas las riquezas que heredaría
de su abuelo y padre, todas fueron devueltas, y solo por la misericordia que Dios tenia hacia él. Deja
que Dios se mueva como quiera en tu vida, pero por sobre todo que se mueva en
misericordia y veras cosas inimaginables que sucederán a tu favor.
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