La Biblia dice que sin santidad nadie verá al Señor y la santidad está ligada con apartarnos para Dios, ser dependientes de Él, someternos y humillarnos a su voz. Dios anhela impartir sus sueños en nosotros pero según su palabra el solamente conocerá al humilde. Es que la humildad atrae la visión y el orgullo la aleja cada vez más. Por ejemplo tu puedes tener un llamado de Dios, pero solamente con el llamado Dios no puede hacer la obra, necesitamos el carácter de Cristo el cual se forja en nuestras vidas al rendirnos a Él por el poder de su Espíritu Santo en la vida diaria, en las pequeñas y grandes decisiones personales, en el seguir a Jesús, tomar tu cruz cada día y seguirle.
El habita con el quebrantado y humilde de espíritu para vivificarlo, darle vida. ¿Para qué queremos u oramos transformar nuestra ciudad y las naciones, si nosotros no somos primeramente transformados? El orden es inverso y en mayor medida el trato de Dios es con cada uno de nosotros. Si queremos ser usados para transformar debemos estar dispuestos a ser transformados por Dios primero, es ahí donde la visión de Dios en tu vida crecerá.
Necesitamos la visión de Dios para nuestras vidas, ver lo que Dios quiere antes de caminar y dar pasos en falso. No esperemos perder años haciendo cosas que nos gustan, cuando Dios ha puesto su unción y llamado específico en cada uno de nosotros, Él es específico.
Mira lo que dice Isaías 46:9-10 “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero”. El Dios a quien servimos es un Dios visionario, el puede ver más allá de ti y de mi de hecho, ¡nada hay semejante a Él en comparación! ¡Su naturaleza es así! El dice que su consejo permanecerá y hará todo lo que Él quiere, no lo que tu ni lo que yo, sino lo que Él quiere, y su voluntad es buena, agradable y perfecta. El anuncia lo porvenir desde el principio. Aquí hay un punto importante sobre la necesidad vital de la visión de Dios en nuestra vida en las cosas que hagamos. Cuando vemos lo que Dios ve, podemos ver el final anticipado de nuestra historia, el final de lo que Dios quiere con nosotros porque Dios es un Dios de visiones y propósitos, el anuncia lo que aún no ha sido hecho, o sea si Dios te llama a ser pastor, es su visión para ti aunque tengas a una persona discipulando o quizás hablándoles a tus compañeros de colegio, escuchándoles y dándoles un consejo de Dios. Si Dios te dice que serás un empresario próspero y su palabra dice que abrirá las ventanas de los cielos sobre ti y estás trabajando en forma intermitente, o sin trabajo, créele a la visión de Dios y no a tus circunstancias. La visión de Dios permanecerá solo tienes que creer y moverte en fe con esa visión si es que viene de Dios. Si la visión de Dios para nuestra congregación es ser punta de lanza y estamos en un local que no es propio eso es temporal, porque si crees a la visión de Dios ¡todo es posible para aquellos que le creemos! Dios ve el fin antes de todo y luego comienza contigo, te da la visión y comienza contigo y conmigo la manifestación completa de esa visión derramada en cada uno de nosotros. Cuando ves como Dios ve, puedes ver las circunstancias hacia abajo, diminutas, porque has volado a sus alturas.
Por lo mismo debemos ser humildes y someternos a sus propósitos, no nos sirve de nada rebelarnos contra Dios y nótese que rebelarse contra Dios aún puede ser algo que sea bueno pero no es la voluntad de Dios para tu vida. Si Dios te ha dado una visión a tu vida sigue esa visión, ese plan trazado por Dios, si aun no tienes claro ora, búscalo, el que busca halla y el que llama se le abrirá (Mateo7:8)
¿Acaso queremos perder más tiempo haciendo lo que queremos cuando Dios ya tiene todo preparado para nosotros? Te aseguro que la visión de Dios permanece porque la palabra así lo dice, humillémonos ante su propósito y visión y caminemos en Él, ¡es tiempo de manifestar su presencia en todo lugar!
Cuando obtenemos la visión de Dios no debemos quedarnos solamente en ello, debemos movernos en esa visión. No te quedes quieto sal de esa zona de comodidad y actívate, aviva el fuego del don de Dios que hay en ti, Dios busca a un hombre y mujer que Él pueda usar: atiende al llamado porque ese eres tú.
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