“Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
Isaías 53:5
Todos conocemos y hemos oído en alguna ocasión acerca del sacrificio de Jesús en la cruz, y es necesario que lo recordemos a diario, pues fue en esa cruz que el cargo nuestros pecados y se hizo maldición y recibió sobre si el castigo y la ira de Dios que estaba reservada para nosotros, el apóstol Pablo declara en Romanos 3:23 “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” esto no es una novedad para nosotros todos hemos pecado, fuimos alejados de Dios por ese pecado, nos hicimos merecedores de la ira de Dios y nos constituimos enemigos de Dios. Cuando recordamos estas cosas es que toman aún más sentido las palabras del profeta Isaías él fue herido, molido, castigado por nosotros, para que todas las cosas que nos separaban de Dios fuesen quitadas de en medio, para que tuviésemos libre entrada ante un Trono de Gracia.
La pregunta ahora es: ¿qué es lo que espera Dios de nosotros? El hizo la parte principal la palabra declara en Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Tenemos el regalo de la vida eterna y un montón de bendiciones espirituales, pero todo esto el Señor nos lo regalo con un propósito, Pablo les decía a los filipenses yo tengo una meta y Dios me alcanzo con una misión que yo aún intento llevar a cabo, todos tenemos un propósito en el cuerpo de Cristo y que fácil es caminar hacia el cuándo tenemos tan grande plataforma, desde aquí es que comienza todo, Dios me amo y envió a su hijo Jesús para morir por mí, acercarme a Él, hacerme hijo y heredero de todas sus promesas. Como hijos de Dios el espero mucho de ti y de mí. Volvamos a Isaías 53 en el versículo 11 la palabra declara
“Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.”
Jesús espera mirarte a ti, el fruto de sus padecimientos en la cruz y quedar satisfecho, conforme. Nuestra vida debe estar rendida a la voluntad de Dios, ya no nos pertenecemos Cristo pago el precio por nosotros y somos de él, somos el fruto de su amor manifestado en la cruz, estamos muertos para el mundo y vivos para él, que mejor testimonio podríamos tener que el de Dios mismo diciendo que se agrada de nosotros, es por eso que todo lo que hacemos, sea de palabra o de hecho, debemos hacerlo para la gloria de Dios.
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