“No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él…”Lucas 14:29.
El diccionario de la lengua española tiene varias definiciones de cimiento, una de ellas me llama la atención: “Principio y raíz de algo”. Desde el punto de vista del discípulo sabemos que nuestro principio, nuestra raíz, tiene que ser Cristo, Él es nuestro cimiento es nuestra roca, nuestra base.
“…Todo aquel que viene a mí (dice Jesús), y oye mis palabras y LAS HACE os indicaré a quién es semejante…” Lucas 6:48
En los siguientes versículos nos muestra dos cimientos, uno en el cual se cavó y profundizó y se fundamentó sobre la roca (cuando tu cavas en cualquier terreno, empezarás a retirar horizontes de suelo, el más profundo será el conocido como roca madre, la roca pura), y el segundo cimiento que menciona Jesús es el superficial, el establecido en la tierra.
Está claro que el que oye sus palabras y las HACE, es semejante al que fundamentó en la roca. Ahora bien, tenemos la raíz, tenemos la base, pero, ¿Qué es lo que hemos puesto encima de esta base? ¿Qué es lo que construimos? ¿Estamos HACIENDO lo que se nos pidió? ¿Es nuestra edificación real o es simplemente una apariencia, una atractiva fachada?
Dios quiera que no. Mira que esta edificación pasará por fuego, debe ser auténtica, real, sólida. Desde ya retira todo material liviano de tu construcción, sácalo de tu vida. Vuelve a la base si es necesario y sobreedifica en amor y en sabiduría espiritual.
0 comentarios:
Publicar un comentario