No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidieres al padre en mi nombre él os lo dé.
Juan 15:16.
Amados jóvenes:
Para mí es un gozo muy grande poder compartir lo que DIOS me ha entregado para esta semana tan especial como es nuestra semana de santidad.
En este versículo, DIOS deja algo muy claro, Él te eligió a ti, y a mi, Él nos puso en el lugar en donde estamos ahora, en la universidad, en la iglesia en que estamos, en la familia donde nacimos, en el ministerio en el cual estamos desarrollando los dones con un propósito. Quizás suena cliché hablar del propósito de DIOS en tu vida tan repetitivamente en estos tiempos, pero estoy segura de que nuestro Señor anhela que se cumpla en todos nosotros. Él nos eligió, pero también puso algo, en nuestras manos, algo que siempre ha estado pero que no lo hemos sabido utilizar, yo sentía en mi espíritu mientras hacia este devocional que DIOS nos entrego la facilidad de vivir en el espíritu y de ser transformados por su palabra, pero nuestra misma carne ha impedido que esto suceda. Porque somos carnales, porque fuimos engendrados de la carne, pero DIOS ha puesto un espíritu en nosotros el cual quiere guiarnos a toda verdad y a toda justicia, que nos ha llenado de dones y este no es otro sino El Espíritu Santo.
El fruto de Dios en este tiempo, debe verse reflejado en nuestras vidas, debe ser nuestro rhema diario, la palabra de DIOS en la cual caminamos cada día, meditando en ella y haciéndola vida.
La semana que paso me dejó una lección, yo tenía que dar una prueba oral, con mucha materia. Había estado orando para ser la mejor, por lo tanto quería una nota no inferior al 7 , la noche anterior mientras conversaba con DIOS le daba muchas gracias por lo que haría en ese día, pero mientras oraba le dije al Señor “Señor tu sabes que yo conozco la materia, pero también se que hay otra compañera que me supera en conocimientos, por lo que me conformaría con tener un 5.0, ya Señor ...bueno me conformo con eso…” Cuando me presenté a dar mi examen, pasó mi compañera y luego pasé yo, posteriormente las demás. Al momento de decirnos las notas, la profesora le dijo a mi compañera: excelente señorita usted es el primer lugar, tiene un 5.6, y luego me llamó a mí y me dijo: muy bien usted ha sido el segundo lugar tiene un 5.3. Yo le di muchas gracias a DIOS por tener el segundo lugar y al mismo tiempo le pedí perdón por haber sido tan mediocre en mi petición.
¿Saben lo que falló en mi oración?, fue la fe y la convicción en que DIOS me había dotado de conocimiento para poder rendir con excelencia….
Que a ti no te pase lo que me sucedió a mi, crea en la Palabra pero también vívala a diario confiando en lo que Dios pueda hacer en ti, dale completa libertad al Espíritu Santo para morar soberanamente en tu vida.
Cree en que DIOS puede hacer cosas grandes en usted y no solo tenga el fruto de su palabra sino que también llévalo a los demás para que crezca también en ellos.
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