ESFUÉRZATE Y SE VALIENTE
“Mira
que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque
Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” Josué 1:9
Para este mes de Santidad, el Señor me
llevaba a meditar sobre este texto tan conocido por todos y a la vez tan
relevante para cada uno de nosotros, ya que en el vemos una demanda que le hace
Dios a Josué para poder entregarle la bendición y la tierra prometida. Luego de
la travesía del pueblo de Israel por el desierto en donde la presencia y el
cuidado de Dios estuvo activo para ellos a través de la provisión del maná, la
nube de la presencia de Dios que los guiaba de día y la columna de fuego que
les protegía de noche, llegaron finalmente a su destino: La tan esperada tierra
prometida. El Señor les dice: este es el momento de actuar y de poner en acción
las palabras que les entregué en el desierto, cúmplanlas y yo estaré con ustedes,
solo demando de ustedes dos cosas: esfuerzo y valor.
Hoy Dios demanda lo mismo de nosotros, nos
hemos determinado en buscar algo más de Él este mes y esta semana en particular,
y para ello Dios nos demanda esfuerzo y valor, así como con el pueblo de Israel
en el desierto Su presencia ha estado con nosotros y no podemos negar la
protección de Dios sobre nuestras vidas, pero si realmente queremos ver la
gloria de Dios manifestada en este tiempo sobre nosotros, Él espera que demos
todo lo necesario, aún mas allá de nuestras fuerzas para alcanzar lo que nos
hemos determinado (eso es esfuerzo) y también Dios nos pide que tengamos la
determinación suficiente para enfrentarnos a cualquier situación con coraje y
decisión (lo que es el valor). De esta manera veremos cumplirse la promesa de
Dios en nuestro día a día la cual dice “Yo
estaré con ustedes donde quiera que vayan”.
El ejemplo más grande es Cristo, quien
puso todas sus fuerzas en llevar a cabo la tarea que le fue encomendada por el
Padre de entregar salvación a la humanidad y vemos como enfrentó con valor todos
aquellos padecimientos que tuvo que pasar por amor a nosotros y en obediencia
al Padre. Sin duda esto fue lo que produjo el respaldo continuo de Dios en Su
vida y la manifestación de la gloria de Dios en todo lo que hacía. Es por eso
que el apóstol Pablo al hablar de la humillación y exaltación de Cristo les
dice a los filipenses “Haya, pues, en
vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Jesús es el mayor
reflejo de la gloria de Dios y en Él, en su ejemplo, en su vida, en conocerle y
entenderle veremos manifestada la gloria de Dios en nuestras vidas. “Mira que te mando que te esfuerces y seas
valiente”.
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