UN HIJO IMITA A SU PADRE
“Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais” Juan 8:39b
El mensaje de Cristo se basó en una tremenda revelación: Dios no quería tener una relación distante con nosotros sino una relación íntima, es por esto que nuestro Señor Jesús les enseñaba a los israelitas como debía ser la relación entre ellos y su Padre celestial, lo cual ellos no comprendían acusando a Jesús de insultar a Dios por hacerse llamar su Hijo. Es aquí donde nuestro Señor les enseña algo fundamental: todo hijo imita a su padre, es algo que se puede ver reflejado en lo natural: los hijos en la mayoría de los casos tienden a imitar a sus padres. Son los padres quien inculcan valores a sus hijos y establecen líneas para guiar sus vidas sea para bien o para mal, también llevan con ellos una herencia genética que se refleja en sus rasgos físicos, incluso en sus conductas y también llevan una herencia espiritual, la cual se refleja en sus obras y decisiones que pueden ser positivas (Bendición) o negativas (Maldición).
Nosotros hoy como hijos de Dios debemos entender que somos el reflejo de nuestro Padre celestial y aun más, llevamos en nosotros una herencia eterna, la cual Dios nuestro Padre preparó de antemano, la palabra nos enseña en 1ᵃPedro 3:9b “Sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.” Fuimos llamados a heredar bendición, como hijos de Dios, tenemos los genes de Dios y tenemos también su herencia. Lo que nos falta es la guía diaria y la intimidad con Dios para poder conocerle e imitarle y esto depende de nosotros. Jesús se apartaba y buscaba esta intimidad y así podía decir y declarar que Él es el Hijo de Dios y que todo lo que vio hacer al Padre eso hacía. “Entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado sólo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.” Juan 8:28b-29
Nuestro Señor Jesús dijo yo hago lo que mi Padre me enseñó y el motivo que tenía Jesús debe ser la misma razón que debemos tener hoy nosotros, el no hacer nada por nosotros mismos, el aprender de Dios, el permanecer en Él (estar con Él) y por sobre todas las cosas hacer siempre lo que a Él le agrada.
Oremos: Amado Padre Celestial venimos hoy delante de ti buscando conocerte más, permítenos estar en tu casa y en tu mesa, llenándonos de todo aquello que tú has preparado para nosotros. Tomamos hoy nuestra herencia espiritual que proviene de ti y desechamos toda maldición que hayamos podido heredar de nuestros padres naturales, queremos agradar tu corazón, queremos disfrutar de tu amor y protección. Gracias Papito por este momento de intimidad contigo. Quiero ser más como tú, cambia, renueva y transforma mi vida de acuerdo a lo que Tú eres. Te amamos. En el nombre de Jesús. Amén.
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