martes, 24 de agosto de 2010

Devocional "Lunes"




RHEMA, TRANSFORMADOS POR LA PALABRA




“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” 2ª Corintios 3:18

Dios quiere transformarnos, el deseo de su corazón es que cada uno de nosotros seamos mudados a un nuevo hombre y que este nuevo hombre sea transformado día a día, de gloria en gloria hasta llegar a la medida de nuestro Señor Jesucristo. La palabra transformar quiere decir sufrir una metamorfosis, eso es lo que Dios quiere para nosotros, que suframos una metamorfosis Espiritual. Entendiendo como Metamorfosis, al cambio notable en carácter, en la apariencia, función o condición; cambio en la forma, en la estructura y en los hábitos. Es tiempo de obedecer la voz de Dios y creer que nos miraremos en un espejo y podremos ver el carácter de Cristo reflejado en nuestras vidas.


Para sufrir un cambio, Dios nos enseña por medio de su palabra, que debe ser desde adentro. Dios requiere una transformación de nuestra vida, comenzando con el corazón ("sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, por la renovación de la mente, Romanos 12:2”). Esta transformación de nuestra alma (alma: implica la mente y el corazón), la podemos lograr solo con la renovación (cambio de una cosa por otra), es decir sustituyendo lo que ya está en nuestra mente, los sentimientos, los hábitos, los deseos; por lo que dice la palabra de Dios. La transformación viene por el Rhema y no por el Logos.


En griego, el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento, hay dos vocablos que se han traducido al español como "palabra". Uno es “logos”, y el otro es “rhema”. Si bien el significado general es "palabra", en griego estos vocablos tienen matices diferentes, que el español no refleja. Cuando usamos la palabra Logos, nos referimos a la Palabra de verdad, las Escrituras, la Biblia. En cambio, al decir Rhema nos referimos a “una palabra de la palabra”, una palabra especifica a nuestro corazón. Cuando usamos el término Logos nos referimos a la Escrituras en su totalidad y cuando usamos Rhema, queremos decir una palabra específica del Señor que se aplica individualmente, siendo el Logos como el océano y el Rhema una ola del océano. El “logos” es la Palabra objetiva; en cambio el “rhema” es la Palabra subjetiva. Cuando Dios nos habla de manera específica, el Espíritu Santo usará el “logos” y lo hará aplicándolo a nuestra situación presente. Un fragmento del “logos” se transformará en el “rhema” para nosotros, y suplirá nuestra necesidad.

          Por esta razón necesitamos leer la palabra de Dios para adquirir el conocimiento necesario de un hijo de Dios y saber quién es el Dios a quien servimos, pero necesitamos también el Rhema, la revelación de Dios, que lo da el Espíritu Santo para renovarnos, para cambiarnos y para tener mas fe en nuestro Señor. 


         Ahora, ¿cómo obtener el rhema? Primeramente, debemos estar muy familiarizados con el logos. Tenemos que llenar nuestra mente y nuestro corazón con la Biblia; así, el Espíritu Santo tendrá mucho a qué echar mano para hablarnos en situaciones determinadas. El Espíritu Santo tomará la letra de la Palabra (el logos) y la transformará en espíritu, pues la Palabra (el rhema) es espíritu y vida, es la Palabra viva de Dios.
Si nos abrimos a la Palabra de Dios (el 'logos'), para que abunde en nuestro corazón, los rhemas abundarán también en nuestra vida, y así la Palabra de Dios se irá encarnando en nosotros.

      * Que el Rhema de Dios transforme tu vida de gloria en gloria y realmente puedas “ver y oír esas cosas que nadie ha visto ni oído, ni ha subido en corazón de hombre, pero Dios se las quiere revelar a los que le aman”, si lo amas darás testimonio de estas cosas.

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