jueves, 19 de enero de 2012

¿QUIEN GUIA TU BARCA?

¿QUIEN  GUIA TU BARCA?

En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.  Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar; y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.  Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron;  porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis! Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban.
(MARCOS 6:45-51)



Continuamente en la vida nos enfrentaremos con diversas tormentas que buscaran  desbaratar nuestra barca. Tendremos que soportar que los vientos soplen fuerte, incluso muchas veces, el miedo embargara nuestras experiencias, pero hay algo que tenemos que tener claro y es que la adversidad representada en esta historia por la tempestad y el mar  violento será enfrentada de manera muy distinta según sea nuestra concepción del Dios que tenemos.
Hay muchos cristianos  que  se dejan llevar por cualquier tormenta. Estos son aquellos que no son capaces de controlar la balsa, pues ésta termina siendo guiada por el viento y no por la voluntad de quien está sobre la barca. Este tipo de comportamientos provoca que la embarcación, que en nuestras vidas representa nuestros proyectos,  metas personales y espirituales sea maltratada por las circunstancias. Pero, ¿Cuál es la raíz del problema? Esta clase de dificultades  se da en aquellas personas que su fe no está fundamentada en la Roca que es Cristo y por ende se dejan llevar por los comentarios de las personas, por las dificultades que se les presentan, etc.
Muchas veces también  nos encontramos con aquellos que luchan con sus propias fuerzas; tarde o temprano, los vientos traerán cansancio y pesar y la consecuencia final de todo esto, es el desanimo y la confusión, lo cual se refleja en ciertas áreas de nuestras vidas, donde no hemos sido capaces de vencer y finalmente desistimos. Todo esto solo es resultado de haberlo intentado una y otra vez sin ver resultados, ya que la lucha en nuestras propias capacidades no permite que Jesús que sea quien guíe nuestra  barca.
Entonces, ¿Cómo debemos llevar nuestra vida, representada por la barca en esta historia? No debemos ser guiados  ni por el viento, ni por nuestras capacidades, ni nuestra fuerza, sino  por medio de Jesucristo. Dice  Filipenses 4:13, que no hay adversidad que Jesús no pueda derrotar, que no hay viendo que lo pueda desorientar, que no hay  cansancio que lo haga decaer, pues ÉL es Dios mismo controlando nuestra vida, es el único que puede hacer que los  vientos y  los mares regresen a  la calma.
En este momento, puede que el viento este moviendo tu barca, puede que estés tratando de remar en tus propias fuerzas, pero yo te invito hoy que puedas permitirle a Dios que sea el capitán de tu barca. La preciosa voluntad del Señor es que puedas desarrollarte, crecer y ser un hijo de Dios que confíe plenamente en Jesús, para que de esta manera puedas alcanzar los sueños de Dios para tu vida.



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