"EL CIELO Y LA TIERRA"
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la
primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Apocalipsis 21:1.
Buscando en Internet lo que las
personas piensan acerca del cielo, encontré lo siguiente:
“Dicen que los
benditos que alcancen la gloria y el cielo, pasarán la eternidad contemplado el
rostro de Dios, en perpetua adoración. ¿Te seduce esa idea? ¿No será un poco
aburrido? ¿No preferirías algo más humano, tal como cuidar el huerto y tus
lechugas? ¿No te apetecerían más las setenta vírgenes del paraíso islámico? ¿O
una reencarnación en lagartija, o algo así, que esté vivo?”
Las respuestas a esta pregunta son
interesantes. “No me gustaría pasarme la eternidad sobre una nube, tocando el
arpa y mirando a la cara al viejo iracundo inexistente. Prefiero reencarnarme en lagartija”;
“Si contemplar el rostro de diosito, por toda la eternidad, es el premio,
prefiero vivir lo que me quede de vida, y se acabó”.
Pero, entre las muchas respuestas locas que encontré, había una diferente. Creo que la
chica se llamaba Anita : “Es lo único
que quiero en la vida. Contemplar a Jesús a sus ojos eternamente. Mirarlo y
admirarlo; adorarle. Descansar sobre su pecho, y sentir los divinos latidos de
su amoroso corazón. Escuchar su voz, todo el tiempo, que me llame por el nombre que él me puso. Decirle todo el
tiempo “Te amo” con mis ojos, con mi voz, con mis manos, con mi corazón”.
Lo único que la Biblia registra,
al respecto, es que lo que te espera en el cielo es cosa que ojo no vio ni oído
oyó, ni ha subido en el pensamiento del hombre. Y que allá no habrá dolor, ni
muerte, ni llanto ni nada de lo que te causa tristeza, porque las primeras
cosas habrán pasado. ¿Para qué preocuparme
con el hecho de que allá solo comeré hojas de árboles, o qué forma
tendrá la casa en la que viviré?
Dios entregó el trabajo, a Adán y
a Eva, como una bendición, antes de la caída; quiere decir que el trabajo es parte de
una vida gloriosa, en la que el pecado no existe. Y, si el trabajo es la
bendición de los redimidos, entonces la vida será un permanente estar ocupado.
La diferencia es que el trabajo no tendrá el aspecto cansador, agobiante e
injusto de este mundo de pecado.
Haz de este un día de
expectativas. No te dejes influenciar por la manera incrédula de encarar las
cosas divinas, porque “vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer
cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más”.
Bendiciones.
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