Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:22-23)
Al leer este pasaje de la biblia podemos darnos cuenta de que se puede estar aparentemente cerca de Cristo y, aun así, muy lejos de la vida que Él quiere para nosotros. La biblia habla de un hombre que estuvo en esta condición y ese hombre es Judas, durante tres años aparento estar muy cerca de nuestro Señor Jesucristo, mas no lo estaba, aparento tener esa vida que Jesús enseñaba, pero no la vivía. Lo más increíble de todo esto, es que nadie se daba cuenta y su mentira era se mantenía aparentemente muy sólida. Al igual que Judas, hubo otras personas que tuvieron la increíble oportunidad de relacionarse con Jesucristo en persona, pero, aún dentro de ese círculo íntimo, había una persona que nunca experimentó un verdadero vínculo personal con Él. No hay duda de que Judas sabía mucho sobre Jesús. Sin embargo, no conocía a Jesús como Salvador y Señor de su vida.
La gran diferencia entre los demás discípulos y Judas estaba en que este último nunca experimentó una relación personal con Cristo. Muchos de nosotros hemos juzgado a este hombre por lo que hizo, pero lamentablemente si analizamos nuestra vida, nos encontramos con que muchas veces lo imitamos. Sabemos mucho de Jesucristo, conocemos lo que él nos pide como hijos de Dios, sabemos lo que el vino a enseñarnos a esta tierra, asistimos a los cultos y muchas veces incluso cumplimos con labores dentro de la Iglesia, pero estamos lejos de Dios, muchas veces parece que somos pero no lo somos…
Lo que Dios nos está pidiendo en estos versículos es que dejemos de lado el disimulo y el aparentar cosas, que de una vez por todas seamos capaces de vivir una relación con Jesucristo. Hay una cosa clara, que solo Dios puede juzgar la salvación de cada uno. Por tanto, solo Él sabe perfectamente quienes son sus hijos. Jesús sabía que Judas lo iba a traicionar, pero no dijo nada. Hoy actúa igual. Él sabe quiénes son y quienes aparentan. Pero llegará un día cuando se cumplirá la sentencia. Lamentablemente cuando llegue ese día los reclamos de los supuestos hijos no serán válidos. No basta con asistir, ni con ofrendar o servir. Hay que ser.
Te invito a que puedas disfrutar de una relación personal e íntima con Jesucristo. No te confirmes con el conocimiento de Dios, sino que todo eso pueda servirte para desarrollar un amor verdadero por Dios. Y recuerda, Dios quiere que seas, no que parezcas.
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