viernes, 21 de mayo de 2010

“Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado”

Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado
Prov. 29:18

La profecía es la palabra de Dios revelada a sus hijos por medio del Espíritu Santo, la que da dirección y guía a su pueblo. Sin esta dirección y esta guía de Dios sus hijos se descontrolan, perecen, se enredan en las cosas del mundo y pierden la visión.

En Jeremías 3:24-25 podemos ver claramente a un pueblo confundido. Donde ellos mismos confiesan que están muertos en delitos y pecados, diciendo: “yacemos en nuestra confusión”, y concluyendo: “porque pecamos contra Dios y no hemos escuchado la voz de Jehová, nuestro Dios”.

En la historia del pueblo de Israel, muchas veces este pueblo perdió la dirección, no escuchó la voz profética de Dios, se alejaba de su voluntad y perecía a causa de su pecado. Los pueblos enemigos de Israel estaban deseando en todo momento que este pueblo pecara, desobedeciera a Dios, ya que de esta forma Dios no estaría con ellos, su mano no estaría sobre ellos y estos pueblos podrían tomar sus tierras y todo lo que en ella había y gobernar sobre ellos, los cuales serian sus esclavos. Cuando Dios sacó a su pueblo de Egipto, donde eran esclavos, los guió a una tierra donde ellos serian libres, donde Dios por medio de su palabra los guiaría y sería su Rey.

Asimismo cuando nos llamó para que fuésemos sus hijos, El quería ser nuestro Señor y Salvador, el Rey de nuestras vidas, por lo que puso a su Espíritu en nosotros para guiarnos a toda verdad, para que nos revele el camino al Padre, para que su palabra de dirección no se aparte de nuestras vidas, porque como nos advierte su palabra, nos perderíamos, estaríamos sin control, muertos espiritualmente, desenfrenados y guiados por nuestros propios deseos.

Debemos valorar y anhelar la voz de Dios, verla como el alimento diario necesario para vivir nuestra vida en Él. Debemos reconocer que sin ella nos perdemos, nos alejamos de Dios. Pero si la guardamos, como nos dice Proverbios seremos bienaventurados, y ser bienaventurados es ser bendecidos, dichosos, mil veces felices. Este es el destino de los que buscan a Dios y son guiados por su Espíritu Santo.



Dios los bendiga y revele sus deseos por medio de su palabra profética.

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